¿Qué diferencia hay entre un funcionario y un empleado público?

En el mundo laboral, es común escuchar los términos "funcionario" y "empleado público", muchas veces utilizados de manera intercambiable. Sin embargo, ¿realmente sabemos cuál es la diferencia entre ambos conceptos? En este artículo se explorará en profundidad las características que distinguen a un funcionario de carrera de un empleado público, centrándose principalmente en la regulación legal del puesto de trabajo.

Funcionario de carrera

Los funcionarios de carrera son aquellos que han accedido a su puesto a través de un proceso selectivo basado en méritos y capacidades, y que se rigen por el derecho administrativo. Este proceso selectivo puede implicar la superación de pruebas de oposición, concurso-oposición o concurso de méritos, dependiendo de la categoría del puesto.

Una vez nombrados funcionarios, están sujetos a un régimen estatutario especial que regula su situación laboral, derechos y obligaciones. Este régimen incluye aspectos como la estabilidad en el puesto, la carrera administrativa, las retribuciones, las situaciones administrativas y la responsabilidad disciplinaria.

En resumen, los funcionarios de carrera gozan de un estatus especial dentro de la Administración Pública, con una regulación detallada que garantiza su profesionalidad y neutralidad en el desempeño de sus funciones.

Empleado público

Por otro lado, los empleados públicos son aquellas personas que prestan sus servicios en el sector público, ya sea en la Administración Central, Autonómica, Local u otros organismos públicos. A diferencia de los funcionarios, los empleados públicos se rigen por el Estatuto de los Trabajadores, que es el marco legal que regula las relaciones laborales en el ámbito privado.

Esto significa que los empleados públicos tienen un contrato laboral regulado por el derecho común, con condiciones laborales que se establecen en función de las normas laborales generales. Aunque también tienen estabilidad en el empleo, su situación y derechos no están tan detalladamente regulados como en el caso de los funcionarios de carrera.

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En resumen, los empleados públicos son una parte importante de la Administración Pública, pero su regulación laboral es diferente a la de los funcionarios de carrera, estando sujetos a las normas generales del Estatuto de los Trabajadores.

Diferencia entre funcionario y empleado público

El acceso al puesto de trabajo

Una de las principales diferencias entre un funcionario de carrera y un empleado público radica en la forma en que acceden a su puesto de trabajo. Mientras que los funcionarios deben superar un proceso selectivo basado en méritos y capacidades, los empleados públicos pueden acceder a su empleo a través de un proceso de selección más flexible.

Esta diferencia en el acceso al puesto de trabajo refleja la importancia que se le da a la profesionalidad y la capacitación en el caso de los funcionarios, que deben demostrar sus competencias a través de pruebas objetivas y transparentes.

La estabilidad laboral

Otra diferencia significativa entre un funcionario y un empleado público es la estabilidad en el empleo. Los funcionarios de carrera cuentan con una mayor garantía de estabilidad laboral, ya que su nombramiento está sujeto a un régimen estatutario que protege su posición en la Administración Pública.

Por otro lado, los empleados públicos pueden enfrentarse a situaciones de precariedad laboral más frecuentes, ya que su relación laboral se rige por el Estatuto de los Trabajadores y está sujeta a las condiciones del mercado laboral en general.

En este sentido, la estabilidad en el empleo es un factor determinante en la diferencia entre un funcionario de carrera y un empleado público, ya que afecta directamente a la seguridad laboral y a las condiciones de trabajo de cada uno.

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Responsabilidades y funciones

Funcionario de carrera

Los funcionarios de carrera tienen atribuidas una serie de responsabilidades y funciones propias de su puesto de trabajo, que deben desempeñar de acuerdo con los principios de legalidad, objetividad e imparcialidad. Su labor se enmarca en la prestación de servicios públicos y en el cumplimiento de los fines de la Administración Pública.

Además, los funcionarios pueden tener competencias específicas en áreas como la gestión pública, la asesoría jurídica, la intervención administrativa, entre otras, en función de la categoría de su puesto y su formación académica.

En resumen, los funcionarios de carrera tienen un papel fundamental en la Administración Pública, siendo responsables de la correcta prestación de servicios públicos y del cumplimiento de las normas y procedimientos establecidos.

Empleado público

Los empleados públicos también tienen responsabilidades y funciones específicas en su puesto de trabajo, que varían en función de la naturaleza de las tareas asignadas. Pueden desempeñar labores administrativas, técnicas, de gestión, de atención al público, entre otras, contribuyendo al funcionamiento eficiente de la Administración Pública.

Aunque su regulación laboral es diferente a la de los funcionarios, los empleados públicos también deben cumplir con los principios de legalidad, objetividad e imparcialidad en el ejercicio de sus funciones, garantizando la correcta prestación de servicios y el respeto a los derechos de los ciudadanos.

En conclusión, tanto los funcionarios de carrera como los empleados públicos tienen un papel importante en la Administración Pública, contribuyendo de diferentes maneras al bienestar de la sociedad y al funcionamiento del Estado.

Conclusiones

En definitiva, la diferencia entre un funcionario de carrera y un empleado público radica en la regulación legal del puesto de trabajo, siendo los primeros regidos por el derecho administrativo y los segundos por el Estatuto de los Trabajadores. Si bien ambos desempeñan funciones en la Administración Pública, sus condiciones laborales y responsabilidades varían significativamente.

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Es importante tener en cuenta estas diferencias para comprender mejor el funcionamiento de la Administración Pública y el papel que desempeñan tanto los funcionarios como los empleados públicos en la prestación de servicios a los ciudadanos. Ambos colectivos son fundamentales para garantizar el buen gobierno y la transparencia en la gestión de los recursos públicos.

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